El hacker Track2 recibe la mayor condena de cárcel de la historia
Hasta hace poco tiempo, la Justicia no tenía mecanismos para condenar a los ciberdelincuentes. Eran tratados como delincuentes comunes que interferían las comunicaciones, pero las condenas no se correspondían con el alcance de sus delitos. Hackers que robaban cientos de millones a bancos y empresas eran condenados a 4 o 5 años de cárcel, o sus delitos se transformaban en una multa, o una inhabilitación para usar ordenadores, porque no estaban tipificados en ninguna ley.
Poco a poco, las leyes se han ido adaptando a los nuevos delitos de Internet, y las condenas son cada vez más duras con los hackers que roban y saquean.
Esta semana es noticia el conocido hacker ruso Roman Seleznev, alias Track2, que ha sido condenado a 27 años de cárcel en Estados Unidos, la mayor sentencia de cárcel emitida hasta ahora contra un ciberdelincuente acusado de robo.
Roman Seleznev, 32 años, hijo de un conocido parlamentario ruso, fue detenido en 2014 en las Islas Maldivas con un ordenador que contenía los datos robados de más de 1.7 millones de tarjetas de crédito. La justicia americana acusa a Seleznev, que en la red actuaba con el pseudónimo de Track2, de robar a más de 3700 empresas por valor de 169 millones de dólares. Algunas de estas empresas, como Broadway Grill, tuvieron que cerrar porque no pudieron asumir las pérdidas del hackeo.
El juez considera probados 38 delitos, incluyendo el de fraude en la red, daño intencionado a ordenadores protegidos, y robo de identidad. Cargos que suponen 27 años de cárcel, la mayor condena a un ciberdelincuente de la historia.
El fiscal del caso justifica la grave condena porque consideran que el hacker Track2 es un “pionero” que ayudó a establecer el mercado de hackeo de las tarjetas de crédito, y “con los años se convirtió en uno de los hackers más relevantes del inframundo criminal“.
En una carta manuscrita publicada hace un par de días en The New York Times, Seleznev echa la culpa de sus actos a su dura infancia (su madre murió cuando él tenía 17 años por una intoxicación etílica) y a un atentado terrorista que sufrió en Marruecos, que le mantuvo un año en cama y terminó con el divorcio de su mujer. En la misma carta Seleznev se confiesa arrepentido de su actos y asegura que su deseo es corregir el mal que ha hecho y comportarse “correctamente“.
Una emotiva carta de confesión que al mismo tiempo es una petición de empleo para las agencias de espionaje gubernamentales, expertas en reclutar a hackers arrepentidos…
[Fuente: Ars Technica]